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jueves, 25 de febrero de 2010

A URSULA


Hemos enterrado a Ursula. Trasplantamos nuestra Pachira Acuatica (nombre irónico dado a la poca agua que necesita), y allí depositamos a Ursula. Un animal delicado, dijo el veterinario de la clínica de animales exóticos cuando la llevamos. Al poco de estar allí Ursula entró en coma. Su corazón seguía latiendo. Yo le pregunté a Sergio si el tamaño del corazón de Ursula sería equivalente a una pipa. La primera vez que la vi pensé: Vaya bicho más desagraciado, tan escuálido y raquítico!

Pasamos a verla. Una camilla tan grande para un animal tan pequeño. Creo que a todos se nos hizo raro verla allí, intubada. El médico le puso un aparato en el pecho, algo parecido a una clavija de teléfono, y todos escuchamos su corazón. Sonaba como cualquier otro corazón. El médico habló de nuevo: Muerte cerebral. Pronostico. 1%, el porcentaje es ínfimo. Bum Bum - Bum Bum, latió un corazón del tamaño de una pipa. Si la hubiera llevado antes al médico, si le hubiera dado más calor, si la hubiera tenido en un terrario en lugar de la maldita jaula que con tanto ahínco me empeñé en comprar.

Sus articulaciones siempre me parecieron graciosas. Atrofia. Si la hubiera llevado antes al médico… Le dolerían las articulaciones? Sufriría ella en su jaula mientras yo reía, o hablaba por teléfono, o cocinaba o hacía el amor? Sufría Ursula? No lo pregunté. Me apuntaré en la agenda que tengo que llamar al médico y preguntárselo. Necesito saberlo. El sentimiento de culpa es horrible. Ahora el aire mece la Pachira Acuática y mece a Ursula también. Ursula sólo se metía en su jaula para comer. Siempre estaba encaramada a los barrotes por el exterior. Quiero pensar que aquello le confería un poco de libertad.

Yo dormitaba, con los ojos hinchados. Sergio encendió una vela. Por Ursula, me dijo. Desperté cuando la vela se apagó. Miré el reloj. La vela no se había consumido, sólo se había extinguido su llama. El doctor dijo: Hizo parada sobre las 00.30 y la 01.00. En casa sabemos cuando descansó la pipa. Yo desperté, Sergio despertó. Y se hizo la oscuridad.

Lucía el sol el martes por la mañana cuando fui la clínica de animales exóticos. Qué bien le iría este sol a Ursula!, pensé. En mi mochila llevaba la mantita con la que la había acurrucado la noche anterior. Metieron el paquetito allí y yo me la llevé de paseo. Bajé en Catalunya y vine paseando hasta la Galería. A Ursula le hubiera gustado este paseo. ¿Por qué no lo hice mejor? ¿ Si se que puedo hacerlo mejor… por qué no lo hago?

Deniz me llama al salir de la escuela. Quiere saber. Pregunta y yo respondo. Él llora al otro lado del teléfono.Él la llevó a la escuela orgulloso. Fue un buen día. Deniz contaba los dias para su cumpleaños y hablaba de los regalos que le haríamos.

Oigo el clic a las 10.30 de la mañana. Es el temporizador de su lámpara. Pero nada se enciende. Y entristezco, y caigo. La culpa. La culpa es buena, la culpa enseña. Eso me dice Sergio. Sergio me cuida, no tiene tiempo para expresar lo que siente, yo tomo protagonismo y él me resguarda con su capa que todo lo reconforta. Él cuidaba a Ursula. Él quita el temporizador para que yo no me caiga, para que no llore. Él libera la comida de Ursula porque hacen ruido y pienso que es ella trepando. Él deja la jaula de Ursula para que no todo desaparezca de golpe. Él me cuida a mí.

La metimos en la maceta nueva. Deniz había escrito cosas bonitas en un papel. Sergio buscó un pequeño crucifijo que encontramos en una vieja maleta. Metimos todo en la maceta. Deniz su papel de cosas bonitas, Sergio la cruz, yo mis lagrimas de culpa. El paquetito era pequeño, blanco. Como el que le dan a mi abuela en la mercería cuando compra cremalleras o hilos. Todos cogimos el paquetito. El doctor dijo: No lo abráis. La muerte de un camaleón es muy drástica. Cambian el color. Negro. No es agradable. Si os decidís a tener otro camaleón venid con él a la clínica y os explicaremos todo- Yo no quiero otro Camaleón! Quiero a Ursula! Quiero que vuelva, quiero que no se haya muerto, quiero una segunda oportunidad- Aquí le echaremos un vistazo para ver en qué condiciones se encuentra- ¡No quiero aprender de mis errores! ¡¡¡Quiero retroceder en el tiempo!!! ¡Quiero a Ursula! La culpa se transforma en un doloroso nudo…que me recorre la garganta…


La recuerdo, con sus diminutas articulaciones nudosas, trepando lenta y cauta por mis manos, en mi hombro y por mi pelo. Ella me agradecía todo a cambio de nada porque cuando la tenía entre mis manos su color se tornaba verde, estaba feliz. Yo no lo merecía pero ella me lo daba.

Qué bonita la vemos ahora. Nuestra Ursula, tan buena y tan dócil. El amor cambia la perspectiva de todo, es el único sentimiento que te regala la realidad más hermosa. Tal vez, las moléculas se amen entre ellas, tal vez vivan historias hermosas que nunca conoceremos, porque incluso el ser más pequeño e ínfimo puede ser amado… incluso un pulgón que amó a una pulga tiene derecho a escribirle a esta unos versos de amor. Al menos eso creo yo. Gracias por todo Ursula.